Friday, March 29, 2024
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La historia de Tren Tren y Kai Kai Vilú: Más que un mito y leyenda

La historia de Tren Tren y Kai Kai se sitúa en lo largo y ancho del territorio ancestral mapuche, no solamente en los espacios de borde mar, sino también en aquellos lugares donde puede existir aumento de los cuerpos de agua con riesgo para la población local, existiendo ciertos cerros que se han identificado milenariamente como lugares de salvación.

Tren tren y Kai Kai son dos conceptos, dos visiones que se pueden relacionar también a la cosmovisión ancestral de otras culturas, para representar o referirse a la dualidad que se atribuye a todo lo existente en el universo y en la tierra, que describe dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias, que se encuentran en todo el orden de cosas.

Más allá de la mirada religiosa occidental que ha querido situar a Tren Tren y Kai Kai en el “gran diluvio” y la salvación de la humanidad, la historia de ambas fuerzas y energías también dan un sentido práctico de convivencia con la naturaleza. Mientras, la instalación humana occidental interviene sin contemplación en los bordes mar y lagos, en cambio, en la cultura milenaria mapuche, la ubicación se hace en ciertos espacios propicios de acuerdo a normas de convivencia con la naturaleza, el Az Mapu.

El saber que vivimos con Trentren y Kai Kai ayuda a nunca olvidar que vivimos en lugares de terremotos, erupciones volcánicas y maremotos, lo cual es la base de la reducción de riesgo de desastres: ser conscientes que se vive con el riesgo ante las manifestaciones de la naturaleza.

Buena parte de esta mirada, es recogida en el siguiente texto, escrito por Cristián Bastías Curivil, publicado originalmente en Geología Ambiental.

** Ten Ten se usa en el vocablo mapuche huilliche.

Geomitología en torno a los cerros Tentén y Caicai

Por: Cristián Bastías Curivil

¿Qué es un símbolo? Decir una cosa y significar otra. ¿Por qué no decirlo directamente? Por la simple razón de que ciertos fenómenos tienden a disolverse si nos acercamos a ellos sin ceremonia. (Frase de Edgard Wind).

Las creencias y cosmovisión mapuche responden tanto a la geología y climatología del territorio donde habita el pueblo mapuche (volcanismo, terremotos, tsunamis, clima lluvioso), como también a hechos históricos. Los más conocidos (por existir registro escrito) son la expansión incaica, la conquista y posterior colonia española, y las anexiones militares de los gobiernos de Chile y Argentina en el siglo XIX. Otros hechos históricos que pudieron haber influenciado en la idiosincrasia y/o cosmovisión mapuche, quedan aún diluidos en el tiempo, desde el poblamiento humano en América y, en realidad, son temas aún en investigación desde las ciencias.

Así, por ejemplo, la comprensión espacial dista de nuestra concepción actual, al considerar el Este como la dirección cardinal más importante, y no el Norte. Esto se debe a la importancia que se le daba al sol en prácticamente todas las culturas de la Tierra, como dador de vida. Desde nuestro país, es desde el Este desde donde nace el sol, y por donde nacen también las vertientes, donde salen los buenos vientos, donde están los bosques. El Sur tenía una importancia tan igual como el Este. Sin embargo, el Norte y el Oeste eran considerados nefastos puntos cardinales, debido a que las invasiones inca, española y chilena venían desde el Norte (situándonos con referencia en la Araucanía), y el Oeste es por donde el sol moría todos los días, donde vienen las tormentas, y de donde provienen los tsunamis.

Teniendo esto en mente, el mito asociado a los tsunamis, lahares y desbordes de los grandes lagos del sur, a ambos lados de la frontera entre Chile y Argentina, es el “diluvio mapuche”, el mito de Tentén y Caicai. Este mito pervive en las creencias actuales mapuche y en lo que se comentará en este texto, en la toponimia del presente, mantenida por los españoles en el pasado, y por los chilenos actualmente. Este mito está presente en todo el territorio mapuche (Wallmapu) a lo largo y ancho del mismo, tanto en localidades litorales, como en la Cordillera Principal, y los grandes lagos del sur de Chile y Argentina. Un ejemplo son los mitos asociados a los lahares provocados por la actividad volcánica del Villarrica (que ha tenido más de 60 erupciones en tiempos históricos), en tiempos prehispánicos como actualmente en los lagos Calafquén (Huitag) y Villarrica (o Mallolafquén). Si nos situamos en Argentina, el mito del diluvio está en el cerro Cassuati, Provincia de Buenos Aires.

Según relatos de los antiguos mapuche, los Tentén corresponden a los cerros mitológicos donde se refugiaron y se salvaron durante un gran diluvio un reducido número de personas, las que fueron advertidas por la culebra amiga Trentrén (o Tentén) de otra culebra enemiga del género humano, llamada Caicai (o Caicaivilú), dueña de todas las aguas (océano, ríos y lagos) y de los “hielos bajo la tierra”. Trentrén preparaba el exterminio mediante un tripalafquén o tripakón, traducido como diluvio por misioneros cristianos alemanes, en el esfuerzo emprendido por el catolicismo en la Evangelización, para incorporar como sus fieles a la diversidad de pueblos indígenas de la actual Latinoamérica, en la época de la Conquista y posterior Colonia Española.

La culebra Trentrén elevaba los cerros a medida que las aguas subían y así se conservó la humanidad, que en algunas versiones menciona que elevaba las montañas mediante sus “rojas alas”, una alusión al vivo magmatismo presente en La Araucanía. Las personas que fueron alcanzadas por las olas quedaron convertidas en peces, cetáceos y rocas, las cuales dieron origen a los linajes costeros o lafquenches. Respecto a los cerros Caicai, estos corresponderían al opuesto del comportamiento físico de los cerros Tentén, ya que estos se hunden tras los cantos de la culebra Caicai. Respecto a los nombres de estas culebras míticas, responden a la onomatopeya de los sonidos que fueron percibidos por los oídos de los mapuche.

Imágenes del Cerro Treng-Treng de la Reducción Quetrahue (o Quetrawe) en Lumaco. A la izquierda, cerro cubierto de vegetación nativa, con uno de sus «pies» desplegado, rodeado de vegas (entorno húmedo y antanoso). A la derecha, se muestra a Agustina Hullcamán, con el cerro Treng-Treng de fondo. Fotografías extraídas de La Imagen de las fuerzas: Ensayo sobre un mito mapuche, de Pedro Mege (1991). Boletín N°5 del Museo Chileno de Arte Precolombino, Santiago de Chile.

Como característica geomorfológica destacable que es común para los cerros Tentén, es la alusión de cimas de tres puntas o de tres lomas descendentes a vegas. Así, diversos autores a través del tiempo, como Augusta (1916) menciona que tienen tres o cuatro salientes como el “Trengtreng del mar”, en cuyos pies no sembraban los mapuche. Lévi-Strauss (1960) además de decir que son “cerros de tres picos”, menciona que el mapuche consideraba que “toda colina de tres picos era insumergible, en cuyos pies no se puede sembrar”. Guevara (1908) menciona «se conserva entre ellos la memoria de un gran diluvio, en el cual dicen que no se salvaron sino pocas personas, sobre un alto monte dividido en tres puntas, llamado Thegtheg, esto es, el tonante o el centellante, que tenía la virtud de fluctuar sobre las aguas» (Guevara, 1908). Rodolfo Lenz (1912) también menciona «son los que tienen tres puntas que van en declinación hasta lo más bajo de la llanura» (Lenz, 1912). Una posible explicación geológica a estos comentarios por estos autores se deba a que como la mayoría de los cerros Tentén se ubican en la costa, la disposición espacial de las rocas metamórficas, en que rocas de mayor competencia resistente a la erosión se alternan con otras rocas metamórfica de menor resistencia a la erosión, o puede ser por diques intrusivos, que afloren de tal manera que quedan tres diques distinguibles a los ojos humanos.

Al respecto, ya han existido esfuerzos académicos desde las Ciencias de la Tierra para el entendimiento de este mito, dentro de un contexto geológico. Rodolfo Lenz (1912) fue el pionero en la Geomitología Nacional, ya que identificó dentro de las ideas de los Mapuche, el volcanismo presente en los mitos del Pillán (espíritu dueño o nguen de los volcanes) y el tectonismo en el mito de Tentén y Caicai.

Los antiguos mapuche no ubicaban sus rucas (casas) en las playas de los lagos Villarrica y Calafquén (como lo hace actualmente la población chilena), debido a los desbordes de estos lagos por efecto los lahares provocados por erupciones del volcán Villarrica (ocurridas la mayoría, entre los meses de octubre y agosto). Tampoco disponían sus rucas en cercanías del mar, por los tsunamis que ocurren tras los sismos en las costas del Pacífico, ya que la experiencia conservada a través de la memoria colectiva en forma de mitos y leyendas, justificaban estos comportamientos sociales preventivos. Los actuales chilenos, como los turistas que visitan en masa los poblados aledaños al volcán Villarrica , desconocen estos mitos basados en la observación y experiencias con el entorno geológico del territorio mapuche, de modo que puede ser de un gran valor humano explicar estos mitos, no como objetos de souvenir turístico, sino como experiencias verídicas de supervivencia humana en un territorio tan dinámico geológicamente como lo es el sur de Chile. Los mitos no pueden intentar comprenderse desde el conocimiento occidental que se nos enseña desde la escolaridad básica, sino que deben comprenderse dentro del universo simbólico que otorga la cosmovisión de un pueblo o cultura, como es la mapuche.

Mapa de los Cerros Tentén y Caicai, juntos con las unidades geológicas a la que pertenecen estos cerros.

Algunas referencias citadas en el texto:

Augusta, F. (2017 [1916]). Diccionario Araucano-español y Español-Araucano. Temuco, Chile: Ediciones de la Universidad Católica de Temuco.
Guevara, T. (1908). Psicolojía del Pueblo Araucano. Santiago, Chile: Imprenta Cervantes.
Lenz, R. (1912). Tradiciones e ideas de los araucanos acerca de los terremotos. Santiago, Chile: Imprenta Cervantes.

 

 

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